Adaptado de Talmud Babli, Masejet Taanit 25 A
Una vez un hombre regresaba del mercado con dos gallinas y pasando por la casa de Rabi Janina Ben Dosa recordó que había olvidado algo en el puesto de los vegetales. El señor dejó las gallinas en la puerta de Rabi Janina y regreso corriendo al mercado. Minutos después de esto la esposa de Rabi Janina sale de su casa y se sorprendió al ver las gallinas, se quedó mirando para ver si el dueño aparecía, pero pasaron las horas y nadie vino por ellas, entonces las entro a la casa.
Cuando regresó Rabi Janina a su casa vio a su esposa cuidando las gallinas y ella le relató lo ocurrido. Decidieron cuidarlas hasta que el dueño volviera por ellas, las alimentaban y protegían, pero ni siquiera sus huevos tocaban. De estos huevos nacieron pollos y los pollos crecieron para convertirse en más gallos y gallinas, que a su vez pusieron más huevos.
La casa de Rabi Janina se llenó de gallinas. No se podía caminar libremente, no había más tranquilidad y descanso en la casa con el cacareo y cada vez era necesaria más comida para alimentar a las gallinas. Entonces decidieron vender las gallinas y con el dinero comprar cabras.
Pero así como con las gallinas igualmente hicieron con las cabras, solo las cuidaron esperando a su dueño. No tomaron su leche, ni prepararon quesos con ella.
Una vez estando fuera de su casa, escuchó a dos hombres hablar y uno le decía al otro «Aquí fue donde dejé mis gallinas hace unos años» Inmediatamente se acerco y le preguntó si sus gallinas tenían alguna marca distintiva, efectivamente el dueño comprobó su propiedad y Rabi Janina lo invitó a entrar a la casa a recoger lo suyo.
Grande fue su sorpresa y alegría al recuperar sus gallinas que se convirtieron en cabras.